Miqueas 6:8
[1] Durante los últimos diez años, líderes evangélicos famosos en los EU como Rich Stearns y Tim Keller han escrito libros tras libros sobre la justicia y la preocupación divina sobre los pobres. A la vez, los movimientos sociales seculares han solicitado la participación de las iglesias con más frecuencia. Sin embargo, todo este interés de los dos lados no siempre ha producido la cosecha esperada de iglesias y líderes cristianos con un compromiso fuerte por la justicia. Cristianos sí están viviendo su fe afuera de las paredes de la iglesia pero más en el campo de la misericordia – amando a los necesitados en acciones de amor como servicios sociales y programas educacionales para familias. Están dándole pescado a los necesitados (como dice el refrán) y a veces enseñándoles a pescar – pero no están haciendo nada para quitar la pared que rodea al lago y que hace la pesca imposible para tanta gente esperando afuera de las paredes. Las iglesias están cuidando los niños que quedan abandonados cuando sus madres son deportadas pero no están entregándose a cambiar el sistema injusto de inmigración que produce esos mismos niños abandonados.
[2] Existen al menos dos razones por la falta de compromiso y participación de la mayoría de las iglesias. A veces es porque nos falta un entendimiento de la misión integral, un concepto del evangelio que incluye la justicia. De igual impacto es nuestra reacción a la manera en que los grupos seculares procuran la justicia – la tendencia a rabia y odio, la arrogancia que demuestran muchas veces, las divisiones políticas que manifiestan al tratar al lado opuesto como si fueran demonios – todo eso nos da asco.
[3] Para participar, necesitamos tener una teología que incluya la justicia y necesitamos conocer una metodología eficaz para practicar la justicia que encaje bien con los mandatos de nuestra fe. Nos sentiríamos más motivados si esta metodología también nos ayudase a contribuir todos nuestros dones únicos al movimiento para la justicia.
[4] La buena noticia es que en los últimos años ha aparecido una metodología para hacer la justicia que cumple con estos requisitos. “Organizando al Pueblo de una Manera Enraizada en la Fe Cristiana” (Faith-Rooted Organizing) es un modelo que une varias estrategias para involucrar la iglesia en la obra de cambiar los sistemas sociales que promuevan la injusticia, utilizando todos sus dones especiales, siendo sal y luz en un mundo oscuro. Es el organizar el pueblo tomando en serio nuestra fe, es decir como si de veras “Dios es real y Jesucristo vive”.
[5] Un ejemplo. En Mateo 10:16 el Señor nos mandó a ser astutos como serpientes e inocentes como palomas. Ser astutos como serpientes significa tomar en serio el pecado humano. Es verdad que cada ser humano tiene la tendencia de enfocarse en su interés personal y privado, y resistir compartir su poder. ¡Los representantes legislativos no siempre tienen el bienestar del pueblo como su primera preocupación! Se necesita aumentar la presión hasta que el “dolor de no hacer la justicia” sea más que el dolor de hacer lo correcto. En Lucas 8:1-18, Jesús usó como ejemplo de fe una parábola sobre una viuda que presionaba a un juez injusto hasta que consiguió que el juez le hiciera justicia. Es una manifestación de la fe en el Dios de hacedor de justicia buscar con persistencia la justicia aunque veamos al mundo con ojos de serpiente, es decir, aunque estemos claros sobre la realidad del pecado en el mundo.
[6] A la vez, si solo vemos esta realidad negativa, actuamos como si fuéramos ateos. Podemos ser inocentes como palomas porque confiamos en el movimiento del Espíritu Santo en todas partes del mundo y en cada corazón, despertando la imagen de Dios para que cualquiera puede escoger el camino del amor y la paz aunque se necesita valor sacrificial para hacerlo. La noche antes de que llevaran a Jesús a Pilato, la esposa de Pilato tuvo un sueño que Dios la dio. Tenemos el poder de paloma cuando colaboramos con el Espíritu Santo para convertir los corazones de los poderosos recordándoles de sus propios valores morales y espirituales. En 2 Samuel 12:1-13, el profeta Natán usó una parábola para despertar al corazón del Rey David y llevarle al arrepentimiento.
[7] ¿Cómo utilizamos el poder de paloma? Tomando en serio el poder de la oración, la animación pastoral y el rol profético.
[8] La oración no es una estrategia; es una orientación a la vida. Cuando un ser querido está enfermo, ¿cuantas veces al día oramos por él? ¿Rogamos a Dios sin cesar, no? Sin embargo, ¿cuantas veces oramos a diario por nuestros líderes políticos o comunitarios? Me temo que casi nunca. Tenemos que orar fervientemente por nuestros líderes (como leemos en Timoteo) y no solamente en la iglesia sino en la arena pública.
[9] En cierta ocasión, en la ciudad de San Diego, estábamos tratando de motivar a los miembros del Concilio de la ciudad a votar por un propósito legislativo que iba a ayudar a los trabajadores pobres de la comunidad. Asistimos a cada reunión del Concilio presentando nuestro caso. Casi la mitad de los representantes estuvieron de acuerdo con nosotros, pero los otros habían recibido muchas contribuciones económicas de la oposición y no estaban ni escuchándonos, nos prestaban atención. Decidimos que había pasado el tiempo de negociación y había llegado el tiempo de la oración. Durante las próximas reuniones nuestras voluntarias se acercaron al micrófono y usaron sus dos minutos para orar – por las familias pobres, por los miembros del concilio, por el bienestar de la ciudad. Después de algunas semanas un miembro del concilio, muy conservador (quien había recibido muchas contribuciones del bando que se oponía a nuestra petición), pero quien también era cristiano evangélico, de repente votó a favor de nuestra propuesta y esta pasó. Después, un periodista le entrevistó y le preguntó porqué él había votado a favor de esa legislación, y él le respondió: “¡No hubiera podido aguantar que oraran por mí una vez más!”. Él tenía armadura para protegerse de la verdad en nuestro caso pero no tenía armadura contra la oración. La oración tocó su corazón; tuvo que luchar con su Señor, y finalmente decidió tener el valor ético suficiente para arriesgarse a hacer lo correcto.
[10] ¿De donde viene el valor ético? Los capellanes en el campo de la batalla ayudan a los soldados a recordar quién les ama y cuáles son sus principios más profundos para que puedan vencer su miedo y cumplir con su deber. Las iglesias podemos ser capellanes en el campo de batalla del activismo por la justicia – animando a los poderosos (a nuestros oficiales electos) a obedecer a su consciencia. Como líderes Cristianos conocemos el poder de la animación pastoral para fortalecer a la persona espiritualmente y animarla a vivir según sus principios morales y espirituales; es solo que no estamos acostumbrados a aplicarlo al contexto social y político. Pero Dios es Dios del universo entero, no solamente del mundo adentro del santuario.
[11] Seamos pastores y líderes cristianos para ministrar y discipular a nuestros líderes políticos, pero también seamos profetas. ¿Qué hacen los profetas en el Antiguo Testamento? Le recuerdan a los poderosos la preocupación de Dios por los pobres; proclaman una visión del futuro que Dios quiere, y desenmascaran y combaten a las mentiras.
[12] Como cristianos nosotros también tenemos esas mismas funciones. Podemos recordarles a los líderes que sólo tenemos un Padre celestial y que los pobres y desamparados son sus hermanos y hermanas – y si son creyentes, entonces son incluso miembros del mismo cuerpo. También podemos unirnos porque compartimos el mismo problema – o podemos unirnos porque esperamos la realización del mismo sueño. Igual de los profetas, podemos llamar a nuestros líderes a unirse con nosotros en la búsqueda de una visión común, la cual nos inspira y motiva. Finalmente, los profetas sacan a relucir las mentiras profundas que muchas veces utilizamos para justificar la injusticia – mentiras como la creencia de que algunos seres humanos son más preciosos que otros. Después de que revelamos estas mentiras podemos recordar a los poderosos cristianos las verdades Bíblicas que destruyen las mentiras – como el mensaje de Génesis 1, que cada persona es hecha a imagen y semejanza de Dios, igualmente, sumamente y eternamente valerosa.
[13] Sí podemos practicar la justicia de una manera completamente guiada por nuestra fe. Podemos hacerlo, ya no tenemos excusa alguna para no hacerlo. Es bello e importante amar a la misericordia pero eso no es suficiente. Llamemos al pueblo de Dios a la plenitud del evangelio, a la misión integral.